El hundimiento
Este filme realizado en 2004 por el director Oliver Hirschbiegel narra los últimos días que pasó Hitler en su bunker de Berlín, antes de suicidarse junto con su esposa Eva Braun.
La película nos muestra el turbio y decadente ambiente lleno de desesperación que vivieron los miembros de la cúpula militar que estaban escondidos bajo las calles de Berlín. Nos muestra un Führer totalmente acabado, patético, debilitado y que además da claras muestras de locura, pues aún sabiendo que el ejército nazi ya estaba derrotado en todos los frentes, cree que la “victoria final” es posible, se niega a rendirse y asegura que sus tropas no pueden fallarle. Los oficiales que lo acompañan no saben como afrontar sus desvaríos y terminan entonces siguiéndole y haciéndole caso en todo. Su fanatismo es tal que sin importar lo incoherentes que fueran sus órdenes, las cumplían. Pero aún así la realidad es innegable y pronto se hace visible tras las gruesas paredes que recubren el bunker: el triunfo de los soviéticos sobre Berlín es inminente y la única opción para aquellos que se niegan a rendirse es el suicidio.
Es la primera vez que tenemos la oportunidad de ver una versión alemana de su penosa y terrible historia durante la Segunda Guerra Mundial distinta a las contadas desde el lado norteamericano que estamos acostumbrados a ver hechas por Hollywood.
Cabe destacar que Oliver Hirschbiegel le dio a la película un alto grado de objetividad y no da cabida a tergiversaciones que pudieron darse por las implicaciones emocionales de los realizadores -siendo alemanes-.
Uno de los aspectos que más disfruté al ver esta cinta, es el hecho de que fuera por completo hablada en alemán, lo que hace que la representación sea mucho más fiel y -desde mi punto de vista- demuestra respeto hacia uno como espectador, pues encuentro hilarante el hecho de que esperen que uno pueda cumplir con su parte del “pacto poético” y crea lo que ve, cuando le muestran a un Hitler que habla en inglés…
Otro aspecto que me parece fascinante es que cada uno de los detalles de la película fue cuidado, pensado y trabajado. Esto se logra ver en el resultado final, pues la recreación histórica, las representaciones de los personajes, la escenografía, toda la utilería, el guión ajustado e intenso que no deja cabos sin atar, los efectos especiales y la fotografía, entre muchos otros detalles, son impecables.
La escenografía por ejemplo, fue especialmente construida para la película. Es una réplica del verdadero bunker de Hitler que estaba ubicado bajo las calles de Berlín. Apostaron todo a la autenticidad y lograron un efecto impactante para los espectadores. Fue construido de tal modo que la cámara no tenía por donde moverse, siempre estaba en el medio. La iluminación fue natural debido a que el techo era fijo y no contaba con muchas posibilidades de instalar luces. Todo esto se combina y transmite un ambiente de claustrofobia que termina por tensionarlo a uno.
En cuanto a las actuaciones, la más destacada es la del actor suizo Bruno Ganz. Interpreta de forma magistral al Führer: su rostro que parece de hierro y con una expresión amarga, su mirada perdida y carente de alma, un constante temblor en la mano, un Hitler abatido y acabado con una inestabilidad mental visible. Todos estos elementos aportados por el actor, hacen parte de una interpretación notable y excepcional.
Un dato muy peculiar de la película es que para que el actor Bruno Ganz se pareciera a Hitler, tuvo que ser envejecido con ayuda del maquillaje. Lo que llama la atención es que Bruno en el 2004 tenia 64 años, y era de hecho mayor que el mismo Hitler, quien tenia 56 años durante los días finales en el bunker. Esto demuestra lo mal que estaba el Führer, lo agotado y derrotado que se veía.
La música hecha por Stephan Zacharias, con la cual fue ambientado el filme, es también una parte esencial ya que logra envolvernos en la trama y nos hace sentir las emociones que acompañan cada escena. Le imprime el dramatismo y la fuerza necesarios en cada instante. Sin la música, el filme no tendría en nosotros ese efecto atrapante y cautivador que tiene. Fue nominada al Oscar como “mejor película extranjera” y todas las críticas fueron buenas.
Después de haber visto esta cinta, pasó a formar parte de la lista de mis favoritas. Por su extraordinaria y genial producción, las magníficas actuaciones y caracterizaciones de todos y cada uno de los personajes, la intachable representación y fidelidad con las que fueron recreados los hechos y en especial por la actuación de Bruno Ganz, recordaré siempre y recomendaré sin pensarlo dos veces, esta maravillosa producción cinematográfica.
Daniel Valencia Yepes
Este filme realizado en 2004 por el director Oliver Hirschbiegel narra los últimos días que pasó Hitler en su bunker de Berlín, antes de suicidarse junto con su esposa Eva Braun.
La película nos muestra el turbio y decadente ambiente lleno de desesperación que vivieron los miembros de la cúpula militar que estaban escondidos bajo las calles de Berlín. Nos muestra un Führer totalmente acabado, patético, debilitado y que además da claras muestras de locura, pues aún sabiendo que el ejército nazi ya estaba derrotado en todos los frentes, cree que la “victoria final” es posible, se niega a rendirse y asegura que sus tropas no pueden fallarle. Los oficiales que lo acompañan no saben como afrontar sus desvaríos y terminan entonces siguiéndole y haciéndole caso en todo. Su fanatismo es tal que sin importar lo incoherentes que fueran sus órdenes, las cumplían. Pero aún así la realidad es innegable y pronto se hace visible tras las gruesas paredes que recubren el bunker: el triunfo de los soviéticos sobre Berlín es inminente y la única opción para aquellos que se niegan a rendirse es el suicidio.
Es la primera vez que tenemos la oportunidad de ver una versión alemana de su penosa y terrible historia durante la Segunda Guerra Mundial distinta a las contadas desde el lado norteamericano que estamos acostumbrados a ver hechas por Hollywood.
Cabe destacar que Oliver Hirschbiegel le dio a la película un alto grado de objetividad y no da cabida a tergiversaciones que pudieron darse por las implicaciones emocionales de los realizadores -siendo alemanes-.
Uno de los aspectos que más disfruté al ver esta cinta, es el hecho de que fuera por completo hablada en alemán, lo que hace que la representación sea mucho más fiel y -desde mi punto de vista- demuestra respeto hacia uno como espectador, pues encuentro hilarante el hecho de que esperen que uno pueda cumplir con su parte del “pacto poético” y crea lo que ve, cuando le muestran a un Hitler que habla en inglés…
Otro aspecto que me parece fascinante es que cada uno de los detalles de la película fue cuidado, pensado y trabajado. Esto se logra ver en el resultado final, pues la recreación histórica, las representaciones de los personajes, la escenografía, toda la utilería, el guión ajustado e intenso que no deja cabos sin atar, los efectos especiales y la fotografía, entre muchos otros detalles, son impecables.
La escenografía por ejemplo, fue especialmente construida para la película. Es una réplica del verdadero bunker de Hitler que estaba ubicado bajo las calles de Berlín. Apostaron todo a la autenticidad y lograron un efecto impactante para los espectadores. Fue construido de tal modo que la cámara no tenía por donde moverse, siempre estaba en el medio. La iluminación fue natural debido a que el techo era fijo y no contaba con muchas posibilidades de instalar luces. Todo esto se combina y transmite un ambiente de claustrofobia que termina por tensionarlo a uno.
En cuanto a las actuaciones, la más destacada es la del actor suizo Bruno Ganz. Interpreta de forma magistral al Führer: su rostro que parece de hierro y con una expresión amarga, su mirada perdida y carente de alma, un constante temblor en la mano, un Hitler abatido y acabado con una inestabilidad mental visible. Todos estos elementos aportados por el actor, hacen parte de una interpretación notable y excepcional.
Un dato muy peculiar de la película es que para que el actor Bruno Ganz se pareciera a Hitler, tuvo que ser envejecido con ayuda del maquillaje. Lo que llama la atención es que Bruno en el 2004 tenia 64 años, y era de hecho mayor que el mismo Hitler, quien tenia 56 años durante los días finales en el bunker. Esto demuestra lo mal que estaba el Führer, lo agotado y derrotado que se veía.
La música hecha por Stephan Zacharias, con la cual fue ambientado el filme, es también una parte esencial ya que logra envolvernos en la trama y nos hace sentir las emociones que acompañan cada escena. Le imprime el dramatismo y la fuerza necesarios en cada instante. Sin la música, el filme no tendría en nosotros ese efecto atrapante y cautivador que tiene. Fue nominada al Oscar como “mejor película extranjera” y todas las críticas fueron buenas.
Después de haber visto esta cinta, pasó a formar parte de la lista de mis favoritas. Por su extraordinaria y genial producción, las magníficas actuaciones y caracterizaciones de todos y cada uno de los personajes, la intachable representación y fidelidad con las que fueron recreados los hechos y en especial por la actuación de Bruno Ganz, recordaré siempre y recomendaré sin pensarlo dos veces, esta maravillosa producción cinematográfica.
Daniel Valencia Yepes
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